Cita del mes


“El periodismo o es libre o es una farsa”

Rodolfo Walsh


viernes, 28 de marzo de 2014

Ser Periodista: Reinaldo Cedeño Pineda


PERIODISMO POR DENTRO----- Nunca supe como salí de aquel trance, como pude cumplir semejante encomienda, como me pillaron desprevenido... ¡¿como?!...

Debí correr, lo admito, cuando divisé en la distancia el dedo posándose en mi hombro y a renglón seguido, aquellos pasos. Debí correr, pero me quedé, anonadado, hundido más bien en el incómodo banco... Si yo estaba allí, ¿Qué otro podía pedir duelo?... No tendré que insistir en la sorpresa descomunal, en el mazazo. Y cuando aquel señor, entre severo y suplicante vio en mi rostro la mueca, la duda más rotunda, el no en la punta de la lengua me espetó un demoledor... pero... ¡Usted es periodista!, ¿no?...

A la parálisis sobrevino la acción. Tomé papel y lápiz, realicé unas entrevistas inoportunas y sumarias, garabateé la despedida de duelo por encargo... y hasta escuché decir a la salida, que la mismísima difunta me había pedido decir las últimas palabras ante sus restos.

Y es que eso es ser periodista, como una marca de nacimiento te sigue adondequiera vayas, como tu propia sombra...

Ser periodista sustituirá tu nombre para siempre.

Nadie tendrá problema alguno para dirigirse a ti, le basta un Oiga, periodista... y te garantizo , cuando voltees el rostro, te habrás convertido en consejero, confesor, bibliotecario, maestro, siquiatra, historiador - en el mejor de los casos, porque al fin y al cabo sigues siendo en el área de humanidades- pero no te enredes, como no, te harán entrar en la vida resolutiva, y harás las veces de arquitecto, electricista, plomero, diputado y hasta gurú...

¡Detente! Tendrás que dar aliento a quien confió en ti aún sin conocerte, porque para algo eres periodista. A veces, resultas la última esperanza, la persona se ha quedado sin mas a quien acudir...

Y querrás ser Dios, pero eres apenas un periodista.

El Gabo afirma que escribir es el oficio mas solitario del mundo; pero las ideas tienen su ocasión, muévete un solo milímetro y verás. Verdad que nadie te dictará los verbos ni los párrafos; pero la redacción es un taller a punto de estallar, sin torres ni marfiles.

El periodista siempre estará acompañado, sobre todo evaluado. Lo hace tu jefe cuando te encomienda una entrevista. Lo hará el entrevistado ante tus preguntas, lo hará el corrector o el asesor cuando la termines y por ultimo -definitivo- lo hará el público cuando te lea o te escuche...

Siempre, como buen periodista, al filo de la navaja...

Para algunos, andas sin rumbo, a medio camino de la literatura, bajo sospecha, con no sé que osadía pecaminosa, y no te darán la oportunidad de demostrar lo contrario ni hará falta, porque esos lo saben todo y se solazan con su sapiencia... Usted enorgullézcase de su humildad, de ser un eterno aprendiz de la vida. Y siga.

Unos le perdonarán las carencias, porque el pobre... es sólo un periodista; pero nunca se las perdone usted. Otros querrán desollarlo vivo, porque piensan que el periodista es un mataburros andante, ¿Cómo es posible que ignore semejante cosa... si es un periodista?

Si alguna vez debes tomar la pluma como un fusil y las palabras se te vuelven balas, no esperes a vuelta de correo una postal de felicitación. Tendrás que asumir las réplicas y las contrarréplicas, las de afuera y las de adentro... Y sabrás que las verdades tienen dos perros de presa, misteriosos y constantes: la forma y el momento...

Para los tocados, nunca llegas a la forma exacta de expresión. Y la búsqueda del momento adecuado se torna la de ciertas islas, la imaginaria de Tomas Moore: Utopía, o la ínsula reflejada de San Borondón: un espejismo. A veces la cosa se pone candente; pero no eres fabricante de abanicos ni uno de esos muñecos diseñados para inclinar la cabeza y volverla a inclinar.

Y te verás solo frente a los molinos, molido por sus aspas... pero el silencio no está en el diccionario de un periodista. Y tú lo eres. ¿no?...

Que ser periodista es tener voz, no ser vocero.

Si por el camino has errado, bendecirás si estás a tiempo de enmendar algunas líneas... pero si a pesar de todo te equivocas, querrás cavar la tumba con tus manos, ser El Torquemada de todos los periódicos, ¡que por Dios, hayan escuchado otra emisora!, ¡que no hayan encendido el televisor en el justo minuto!... pero nadie te salvará ni eres salvable, será tarde, no habrá remedio: ya habrás publicado tus errores... recuerda, por algo eres periodista.

Y errar es de humanos, no de periodistas.

Todos se fijarán si vas o si te ausentas. Si llegas tarde, cierta mirada fulminante puede erizarte los cabellos. Nadie se preguntará por qué; sólo saben que tienes que estar allí... sino, ¿para qué eres periodista?

Si a la salida de un concierto o de un estadio, de lo épico o lo íntimo, después de la conferencia y el brindis, te toca sentarte frente al micrófono o el teclado, te hallas en la mismísima antesala del infierno o la consagración... No escaparás. A los pocos minutos, al otro día, unos querrán conocerte, darte la mano, aplaudirte... y otros querrán crucificarte.

No te asustes, no vayas a posarte en una nube, si te alaban -recuerda a Matías Pérez-. No te calces los guantes de boxeo, se discrepan. Nunca olvides que ellos no puedes multiplicar sus opiniones, que ellos son simples mortales... Y tú, tú eres un periodista...

Paciencia, cuando te hagan volver, porque justo ahora están muy ocupados. Ellos trabajan y tú... ¡caramba!, con esas preguntas. Recuerda que nadie es dueño de los temas y las verdades, que te esperan 20 líneas en primera plana, te toca reflejar en un minuto... todo un festival.

Recuerda que unas puertas se abren y otras... hay que derribarlas.

Entrevistar es beber de un suspiro el aliento de la vida. Y te asombrarás, te sumergirás en muchas, hasta mejorar la tuya propia.

Ser periodista es hacer el amor con las palabras, intentarlo.

Y también una central telefónica: conecta aquí, luego allá y enseguida en otro sitio... Sin embargo, no me crean, después de quince años de trabajo estoy averiguando todavía que es ser periodista...

Mientras tanto me veo asomado, sujetándome el pecho con las manos, a esas pequeñas cunas que intentan asir a la vida a unos seres afectados por un zarpazo del destino y no me atrevo a mirar los ojos de las enfermeras; acompaño casi en madrugada al actor Adolfo Llauradó sin saber que aquella conversación desoladoramente sincera será la ultima entrevista; subo a lomo de mulas a la Escondida de la Virgen, que ya el nombre lo dice todo, para saber que en pleno siglo veintiuno todavía hay gente que tiene el alma limpia como arroyo de la Sierra; beso a una Reina y hasta me atrevo a pedirle una canción sólo para mi, ¡ay, Elena... Duele mucho, duele tu ausencia!...

Traspaso la barrera, tomo los prismáticos y se hunde como una ponzoña el mástil de barras y estrellas en la tierra usurpada de Guantánamo; siento el frió templado del río Bío Bío y el legado Caupolicán cuando escucho los poemas de una india mapuche cuyo nombre Rayen Kuyeh, como en los viejos tiempos, significa Luna de los primeros brotes; beso a la anciana Gardenia, porque no tengo otra cosa en mis palabras y aún busco explicaciones para saber con que manos arranca a la montaña sus granos de fuego, con que amor anda curándose la muerte de su hijo; sigo las huellas de La Lupe, intento destejer esa vida que llegó del barrio olvidado de San Pedrito a la fama universal.

Cruzo la alfombra de pinos, abro la cancela para encontrarme con una mujer fuera del tiempo, Dulce -amante de un faraón-, María -la clavel de trapo-: abrazo a un enfermo de ese virus letal que me entrega una revelación como una pedrada. Cuando me entere... fue como intentar saltar un abismo y no encontrar la otra pared; asistió al vuelo de Fénix de Ana Fidelia Quirot y miro sus ojos, del bisturí y los algodones al oro mundial; y todavía me pregunto como persiste aquel domador de fieras, que se abre la camisa al cuerpo cruzado de costuras y mira con ternura a los leones...

Todo es cuestión de amor.

Apenas una recomendación: si el destino le reserva la terrible ocasión de asistir al funeral de un amigo o un conocido, acúseme de humor negro si quiere, pero lleve preparadas algunas palabras, o échese a correr... porque usted, si usted es periodista, será el elegido.

Al fin y al cabo, no importa si vas de agenda, grabadora, o de manos vacías; si es un funeral o un homenaje, si vas de bailador o doliente, si has decidido hoy deja el mundo atrás; porque alguien te llamará a la cordura, la realidad te dará el campanazo, porque usted ha perdido su nombre y lo ha ganado; porque usted mi amigo, es eso: UN PERIODISTA.